El niño le dijo “Papá, escúchame”, y él le dijo “Te estoy oyendo, mi amor”. El niño le respondió “No, ¡escúchame con los ojos!” 

Esta anécdota me hace pensar en la importancia de ponerle atención a las personas y me recordó una investigación sobre el impacto de la atención de los adultos en los niños.

En un estudio de la Dra. Ellen Langer y su equipo, de Harvard, se dividió en dos a un grupo de niños en un campamento de verano. A un grupo se le asignó un adulto para que les preguntara a los niños  “como si le interesaran las respuestas” sobre ellos mismos y sus experiencias en el campamento.

Al otro grupo le tocó un adulto que tenía la instrucción entrevistar a los niños poniendo atención y fijándose especialmente en las emociones de los niños y en qué hacía que cada uno fuera único.

Encontraron que los niños que habían hablado con un adulto que hacía “como si” estuviera interesado valoraban menos sus capacidades (aun si solo habían hablado de cosas positivas), mientras que los que hablaron con un adulto que realmente les había puesto atención se sentían mejor sobre ellos mismos, confiaban más en esa persona y pensaban que le habían caído bien al entrevistador.

Langer dice que cuando les ponemos atención a los niños y los tratamos como individuos, les estamos enseñando qué es estar realmente presentes y cómo entender a los demás.

Es una buena idea NO hacerles preguntas “en automático”, como “¿Qué tal te fue?”, que generalmente se contestan con una palabra. Es MEJOR hacer preguntas que inviten respuestas más amplias y preguntar cosas que nosotros de verdad no sabemos y sobre las que nos gustaría aprender.

Fuente:
Ellen Langer. Take Notice.
Foster mindfulness through observation (2021)
https://characterlab.org/tips-of-the-week/take-notice/

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