Comer con atención plena
Estoy en el congreso Embodied Positive Psychology Summit, organizado por el Wholebeing Institute. Hoy participé en un taller del Dr. Ryan Niemic sobre «mindfulness» (atención plena) y fortalezas de carácter. La atención plena, «mindfulness» en inglés, se refiere a la capacidad de estar completamente presentes en el momento, viviendo las experiencias sin juzgarlas. Esta presencia o atención plena tiene muchos beneficios tanto físicos como psicológicos: desde permitirnos sentir menos estrés, hasta aumentar nuestra felicidad y compasión con los demás.
Al mediodía hicimos un ejercicio buenísimo: comer con atención plena. Fuimos a la cafetería por nuestro almuerzo, lo llevamos al salón y el Dr. Niemic nos guió para comer de una manera diferente de como normalmente lo hacemos. En vez de comer rápidamente, en automático, casi sin masticar y pensando en otras cosas, le dedicamos 15 minutos a comer de manera deliberada. Los lineamientos fueron sencillos:
- Prepararnos para comer, apreciando todos los elementos de la naturaleza y todo el esfuerzo humano que permitió que en este momento esta comida esté en nuestro plato : desde la tierra, las nubes, la lluvia, los campesinos que plantaron esas verduras, quienes las transportaron, los cocineros que las prepararon.
- Usar nuestros cinco sentidos para cada bocado: observar los colores de la comida, olerla antes de meterla a la boca, sentir sus diferentes texturas y , obviamente, sus sabores.
- Bajar los cubiertos después de cada bocado. Esto nos ayuda a comer más lentamente y rompe un patrón de conducta automática.
- Evaluar periódicamente nuestro nivel de hambre y de saciedad. Si en una escala de hambre, 10 es estar muy muy hambriento y 1 es no tener nada de hambre, ¿dónde estoy antes de empezar a comer?. Y, por otro lado, en la escala de saciedad, si 1 es no estar nada lleno y 10 es estar a punto de explotar, ¿cómo estoy de lleno al iniciar la comida? Volver a evaluarlo después de unos minutos de comer conscientemente.
Me impresionó lo que sucedió. La comida me supo DELICIOSA. Era como si todos los sabores fueran más intensos y el gusto de cada cosa parecía explotar en mi boca, Me sorprendió darme cuenta de que nunca me había fijado realmente en lo dulce y afrutado que sabe un camote (boniato), ni me había dado cuenta exactamente de qué se siente cuando se come algo picante, o de que se pueden percibir tres sabores diferentes en tres momentos al comer una cucharada de sopa.
Algo impactante fue ver la diferencia en la saciedad al comer de esta manera. Era como si la comida rindiera mucho más. Comí como la tercera parte de lo que normalmente hubiera comido en lapso de tiempo.
Tal vez no se puede comer así siempre (o a lo mejor sí, no lo sé…), pero vale la pena hacerlo al menos una vez a la semana. Y , claro, la atención deliberada nos puede hacer vivir más plenamente no solo el comer, sino muchas experiencias de la vida.