5º Foro Mundial de la OCDE: Transformando las políticas, cambiando vidas

5º Foro Mundial de la OCDE: Transformando las políticas, cambiando vidas

Estoy muy contenta porque acabo de regresar de Guadalajara, donde tuve la suerte de asistir al 5º Foro Mundial de la OCDE. La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) agrupa a 34 países y su misión es promover políticas que mejoren bienestar económico y social de la gente. Los anfitriones fueron la propia OCDE, el Gobierno del Estado de Jalisco y el INEGI. El foro se reunió por primera vez en un país latinoamericano y se enfocó en cómo medir, entender y promover el bienestar. Éste incluye los factores económicos como el PIB y el crecimiento económico, pero va más allá de éstos y abarca también el bienestar subjetivo o la felicidad de las personas.

Fueron 3 días intensísimos, con más de 150 ponentes y 1800 asistentes de 80 países. Entre ellos estaban Lord Richard Layard y el Dr. John Helliwell, economistas pioneros en el estudio de la felicidad; el Dr. Joseph Stieglitz, premio Nobel de economía, el Mtro. José Ángel Gurría, secretario general de la OCDE; el gobernador de Jalisco, Lic. Aristóteles Sandoval y el Dr. Eduardo Sojo, presidente del INEGI.

Sería imposible sintetizar todo lo que se expuso y discutió en el foro, les recomiendo mucho visitar el sitio en el que están todas las sesiones grabadas. Yo solo quiero comentar algunas de las ideas que me impactaron más, especialmente las que se conectan más con mi trabajo como psicóloga y con la psicología positiva.

Para mí hubo 5 grandes líneas que aparecieron una y otra vez en las presentaciones:

  • El bienestar subjetivo o felicidad es fundamental y tan importante como los otros indicadores de bienestar económico y social.
  • El bienestar se puede medir y cada vez hay más métodos más confiables e innovadores para hacerlo.
  • La desigualdad dentro de los países es uno de los impedimentos más importes del bienestar.
  • Los programas de bienestar deben de crearse consultando con las personas que se pueden beneficiar de ellos, a través de verdaderos procesos de colaboración.
  • El crecimiento con sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente son inaplazables

El economista Enrique V. Iglesias dijo que hay que ir más allá del crecimiento para entender la calidad del crecimiento. Señaló que aunque la calidad de vida es subjetiva, contribuyen de manera importante factores objetivos como la desigualdad, la existencia de clases medias, la democracia funcional y la seguridad.Agregó que para promover el bienestar hay que priorizar la educación, los valores como la generosidad y la solidaridad, el estado de derecho y la confianza en la sociedad.

Richard Layard dijo que habría que revisar la pirámide de Maslow y pensar en una nueva jerarquía de necesidades básicas, porque las necesidades «mentales» son igual de fundamentales que las materiales. Layad piensa que la enfermedad mental es el factor más importante del sufrimiento humano, que ésta ha sido escandalosamente ignorada, que tiene un costo económico enorme y que se puede mejorar sin incurrir en gastos altos para los países. Los datos de Layard muestran que la salud mental es el mejor predictor de la satisfacción con la vida adulta (más que el empleo, el ingreso, la salud física o la educación) y que el mejor predictor del bienestar adulto es la salud mental en la infancia. Para los que nos dedicamos a la psicología, creo que esto valida la importancia de nuestro trabajo. Y lo conecto con la evidencia creciente de que los programas de psicología positiva pueden ayudar al tratamiento de la depresión y utilizarse de manera preventiva para reducir el riesgo de depresión en los jóvenes. Por ejemplo, las investigaciones de Alejandro Adler, un joven investigador mexicano del Centro de Psicología Positiva de la Universidad de Pennsylvania, quien ha estudiado el impacto de implementar programas de educación positiva en diferentes países y ha encontrado que no solo mejoran el bienestar subjetivo de los estudiantes, sino también su desempeño académico.

En cuanto a la medición del bienestar subjetivo, hoy en día hay un consenso de que es factible y útil porque, como dijo Stiglitz, «lo que medimos afecta lo que hacemos». Marco Mira comentó que obtener datos sobre el bienestar subjetivo es fácil, no es caro y la gente responde bien. John Helliwell explicó que es importante medir 4 aspectos del bienestar subjetivo: la satisfacción con la vida, las emociones positivas, las emociones negativas y el sentido de vida.

Me dio mucho gusto oir que especialistas de otros países consideran a México como uno de los  líderes en la medición de la felicidad, gracias al gran trabajo que han hecho el Dr. Gerardo Leyva y su equipo. El Dr. Leyva adelantó una «probadita» de los hallazgos más recientes sobre el bienestar subjetivo de los mexicanos, que ahora conocemos a nivel de los estados. Entre los datos están: como en todos los países, hay una relación muy clara entre el bienestar material y el bienestar subjetivo: el ingreso y la satisfacción con la vida se correlacionan y a mayor nivel de estudios, mayor satisfacción (como dijo el Dr. Leyva: para que los hijos vean que los papás tienen razón cuando les dicen que estudien…). El bienestar subjetivo en México sigue siendo alto, los hombres son ligeramente más felices que las mujeres y la gente es menos feliz conforme envejece. Los casados son el grupo más feliz, solo un poco por encima de los solteros. En cuanto a la vida familiar, todos los estados de México se parecen y hay una correlación importante entre el bienestar subjetivo y la familia, los amigos y la confianza que les tenemos.

Entre las metodologías de investigación más interesantes está el trabajo con grandes bases de datos o «big data». Johaness Eichstaedt, investigador del Centro de Psicología Positiva de la Universidad de Pennsylvania ha encontrado que el tipo de emociones (positivas y negativas) que expresan en Facebook y en Twitter los pobladores de una región de EUA,  predicen la incidencia de problemas cardiovasculares en esa región. Los estudios de big data también están empezando a utilizarse en nuestro país.

Los datos sobre la desigualdad son impactantes y tristes. Por ejemplo, el 40% de la fuerza de trabajo no se ha beneficiado del crecimiento económico de las últimas décadas y las 85 personas más ricas del mundo tienen la misma riqueza que el 45% de la población mundial (OXFAM).La desigualdad en América Latina es la más alta del mundo, con consecuencias enormes. La diferencia de vida entre los hombres de menor y mayor educación en el mismo país es de 8 años.

Joseph Stieglitz enfatizó que la prosperidad incluye el acceso a servicios y oportunidades, además del ingreso y el consumo, y que el aspectos más grave de la desigualdad es la diferencia de oportunidades. Para Stieglitz dar las mismas oportunidades a personas en diferentes circunstancias NO es dar igualdad de oportunidades. Señaló que hay países con estructuras económicas similares  que tienen niveles de iniquidad diferentes y que la clave está en las políticas públicas. También se habló de ejemplos inspiradores: yo no sabía que hace 100 años Islandia era el país más pobre de Europa. Gracias a una democracia funcional y transparente, a políticas de inclusión de género y de bienestar social, ha logrado un clima de confianza y un desarrollo muy acelerado que ha cuidado la calidad de vida de sus ciudadanos.

J.Halliwell explicó que a la hora de implementar programas de promoción del bienestar, el cómo es tan importante como el qué y que lo más importante es que las personas estén involucradas en el diseño de las soluciones para sus problemas. Esto me hizo pensar lo que las prácticas colaborativas  y conversacionales pueden aportar a estos procesos. Por ejemplo, Lord Layard habló de un nuevo programa de la organización Action for Happiness. Se trata de un curso sobre felicidad en el que las personas se reúnen semanalmente durante 8 semanas. Reciben información sobre qué contribuye al bienestar, pero lo más importante es que forman grupos de conversación en los que hablan sobre estos temas y cómo los viven ellos.

Hoy en día, además del interés por conocer qué contribuye al bienestar, hay una necesidad de diseñar el cómo implementar programas efectivos para cultivarlo. Gus O’Donell señaló que el interés por el cambio conductual crece a nivel mundial y tiene implícito el bienestar (cambiar para estar mejor) y  J.Helliwell nos invitó a preguntarnos «¿qué hace la gente en los países más felices?¿qué podemos aprender de ellos?». Nuevamente, en esta área del «cómo» es una en la que más podemos contribuir los psicólogos.

Entre los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU está acabar con la pobreza absoluta en 800 semanas. Tras el 5º Foro Mundial de la OCDE me siento motivada para dedicarle toda mi energía a aportar un granito de arena a esta meta. Como dice Richard Layard: estamos en una batalla por el bienestar que va a durar 30 años y que vamos a ganar.

Cierro con las palabras de Enrique V. Iglesias: «es posible construir una sociedad mejor, más justa y segura, donde la idea del desarrollo incluya el buen vivir».

 

Deja un comentario